Este pasado domingo 15 de junio de 2025,
festividad de la Santísima Trinidad, celebramos la clausura de este curso 24-25
los equipos de los sectores de Jaén. Nos acogió la comunidad
parroquial de la Asunción de Nuestra Señora de Villargordo y en especial los 4
equipos que pertenecen a ella, junto con su párroco D. Antonio Blanca, que
además se estrenaba como consiliario con el nuevo equipo que hizo sus promesas
en la eucaristía de acción de gracias que celebramos. 

Fue D. Juan Francisco Ortiz, actual consiliario de los sectores, quien presidió la eucaristía. En su homilía nos llevó desde el misterio de la Santísima Trinidad, comunión del Amor perfecto de Dios, a la vocación matrimonial, llamados a ser uno con Dios y signo de ese Amor en el mundo que es tan necesario. Además, como buen conocedor del movimiento resaltó los detalles de este carisma inspirado al Padre Henry Caffarel y el gran regalo que es para los matrimonios, las familias, los sacerdotes consiliarios y por consiguiente para la Iglesia y el mundo.
Fue D. Juan Francisco Ortiz, actual consiliario de los sectores, quien presidió la eucaristía. En su homilía nos llevó desde el misterio de la Santísima Trinidad, comunión del Amor perfecto de Dios, a la vocación matrimonial, llamados a ser uno con Dios y signo de ese Amor en el mundo que es tan necesario. Además, como buen conocedor del movimiento resaltó los detalles de este carisma inspirado al Padre Henry Caffarel y el gran regalo que es para los matrimonios, las familias, los sacerdotes consiliarios y por consiguiente para la Iglesia y el mundo.
Tras la homilía tuvo lugar el rito de
incorporación del nuevo equipo Jaén 28 al movimiento, equipo de 6 matrimonios,
fruto en su mayoría de la primera escapada XA3 realizada en Jaén; nos
trasmitieron toda su ilusión y nos contagiaron del especial afecto que ha
crecido entre ellos y su consiliario.
Y para terminar de celebrar lo caminado
juntos este curso con “el corazón ardiente” tuvimos una comida compartida donde
recordamos los mejores momentos del curso.
Solo podemos decir que nos
sentimos agradecidos, amados y bendecidos por pertenecer a esta gran familia de
Dios; y nos encomendamos a nuestra Madre María, Señora de nuestros hogares para
seguir caminando tras los pasos de Jesús.
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